Bien, ya hemos tomado nuestra primera fotografía. La miramos en la pantalla de la cámara y nos gusta. Entonces, nos entusiasmamos y comenzamos a disparar fotos a diestra y siniestra. Estamos conformes. Vamos al ordenador; descargamos las fotos, las miramos en detalle y en realidad, de las 50 fotos que hicimos, sólo nos gustan 30. Pero nos gustan de verdad.
Pensamos: no es lo mismo verlas en el ordenador que impresas. Por lo tanto, vamos al laboratorio y pedimos que nos impriman las 20 fotos que más nos gustan a 10 x 15 cm (no más grandes, para no gastar mucho dinero). En 30 minutos estarán listas.
Tomamos un cafelito y volvemos al laboratorio. Realmente están bonitas… Pero hay una de ellas que está “muy, pero muy bonita”. Pedimos en el laboratorio que la amplíen a 30 x 40 cm. El empleado nos dice: no se puede; como máximo a 13 x 18 cm.
¿Qué pasó? ¿Por qué? ¿Si se la ve muy, pero muy bonita?
Es una cuestión de “resolución”. Tiene una resolución de 640 x 480 pixels y pesa 300 KB. Debería tener una resolución mínima de 1280 x 960 pixels y pesar 1 MB.
Entonces, lo que debemos hacer es elegir en el menú de nuestra cámara la mejor resolución. Esto hace que quepan menos imágenes en nuestra tarjeta de memoria; pero más vale la calidad que la cantidad. Además, las tarjetas de memoria tienen cada vez más capacidad y son cada vez más baratas.
¿Cómo nos damos cuenta cuál es la mejor resolución de nuestra cámara? Deberemos ir al menú de la cámara y buscar calidad de imagen, o tamaño de imagen y elegir el mayor número de pixels. Ésta será la imagen de mejor calidad y a la hora de imprimir en papel nos permitirá hacerlo a un mayor tamaño.
En el caso de nuestra fotografía que no podía ir más allá de una impresión de 13 x 18 cm, si la resolución hubiese sido de 2048 x 1536 pixels con un peso de 3 MB, la podríamos haber ampliado hasta 50 x 70 cm, sin perder calidad.
Pensamos: no es lo mismo verlas en el ordenador que impresas. Por lo tanto, vamos al laboratorio y pedimos que nos impriman las 20 fotos que más nos gustan a 10 x 15 cm (no más grandes, para no gastar mucho dinero). En 30 minutos estarán listas.
Tomamos un cafelito y volvemos al laboratorio. Realmente están bonitas… Pero hay una de ellas que está “muy, pero muy bonita”. Pedimos en el laboratorio que la amplíen a 30 x 40 cm. El empleado nos dice: no se puede; como máximo a 13 x 18 cm.
¿Qué pasó? ¿Por qué? ¿Si se la ve muy, pero muy bonita?
Es una cuestión de “resolución”. Tiene una resolución de 640 x 480 pixels y pesa 300 KB. Debería tener una resolución mínima de 1280 x 960 pixels y pesar 1 MB.
Entonces, lo que debemos hacer es elegir en el menú de nuestra cámara la mejor resolución. Esto hace que quepan menos imágenes en nuestra tarjeta de memoria; pero más vale la calidad que la cantidad. Además, las tarjetas de memoria tienen cada vez más capacidad y son cada vez más baratas.
¿Cómo nos damos cuenta cuál es la mejor resolución de nuestra cámara? Deberemos ir al menú de la cámara y buscar calidad de imagen, o tamaño de imagen y elegir el mayor número de pixels. Ésta será la imagen de mejor calidad y a la hora de imprimir en papel nos permitirá hacerlo a un mayor tamaño.
En el caso de nuestra fotografía que no podía ir más allá de una impresión de 13 x 18 cm, si la resolución hubiese sido de 2048 x 1536 pixels con un peso de 3 MB, la podríamos haber ampliado hasta 50 x 70 cm, sin perder calidad.
Por ejemplo: éstas son dos resoluciones diferentes de la misma fotografía. La primera podremos ampliarla hasta 30 x 40 cm manteniendo una calidad aceptable puesto que su resolución es de 840 x 1163 pixels. En cambio, si quisiéramos ampliar la segunda foto al tamaño mencionado, la veríamos así de mal, debido a que su resolución es de 87 x 120 pixels.
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